El Gobierno vigilará la financiación
y el discurso de las mezquitas. Ya se han cerrado una veintena de lugares de
culto musulmanes en los últimos seis meses.
Los atentados perpetrados en
Francia en los últimos meses han llevado al gobierno francés a fortalecer su
lucha contra el radicalismo en su territorio, con medidas que afectan al
control del discurso, las vías de financiación o la educación. Esa lucha
implica el cierre de las mezquitas en las que el Gobierno considera que se
difunden ideas contrarias a los valores de la República. En lo que va de año
Francia ha cerrado unas veinte mezquitas, según ha anunciado el ministro del
Interior, Bernard Cazeneuve. Asimismo, desde 2012, 80 imanes han sido
expulsados del país. Otra de las vías de control tiene que ver con la
financiación de la construcción y funcionamiento de las mezquitas.
Por ello, el
Gobierno y el Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) crearán antes de
finales de año una Fundación con el objetivo de “garantizar la transparencia”
en la financiación de mezquitas. Otra de las grandes cuestiones corresponde a la
formación de los imanes, para los cuales se estudia una base de enseñanza
común. El CFCM ha creado también un consejo teológico que trabaja desde mayo en
las formas de “desmontar la argumentación yihadista”. Después del verano
iniciará también la redacción de una convención que se distribuirá a los imanes
de todo el país. El Gobierno por su parte recuerda que existen ya en el país 13
títulos universitarios para formar a los imanes dentro del “respeto de los
principios republicanos”. Cazeneuve fue especialmente cauto al referirse a los
contornos de esta Fundación, ya que la ley de separación entre Estado e Iglesia
prohíbe toda financiación pública de actividades o lugares religiosos. Tras un
“trabajo técnico que es difícil”, Interior someterá sus propuestas al jefe del
Gobierno durante el verano y comunicará los detalles en octubre. El primer
ministro, Manuel Valls, ya había anunciado durante el fin de semana su
intención de prohibir temporalmente toda financiación extranjera en la
construcción de mezquitas para evitar cualquier posible vínculo de
subordinación con un tercer país. En torno al 20% de la financiación de las
mezquitas corresponde a aportaciones extranjeras, en particular de Marruecos,
Argelia y los países del Golfo, y se concentra en las grandes mezquitas. El
debate no es nuevo y en 2005 ya se creó una Fundación con el principal objetivo
de controlar los fondos destinados a estos lugares de culto. Pero las
divisiones internas han impedido su puesta en marcha efectiva.
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